miércoles, 16 de enero de 2008

Horror en Kenia, lo que está viviendo un sacerdote enmedio de la guerra civil

Me llegó esto por correo y considero importante que se difunda este mensaje para podernos unir en oración por lo que está pasando en Kenia.


Muchos de nosotros, estamos enterados a través de los periódicos de la difícil situación de Kenia, de la guerra civil por la que atraviesa. Quiero compartir con ustedes el testimonio de "soldado de Cristo" que esta dando nuestro hermano el Padre Javier Hinojosa, quien se encuentra en aquel golpeado país; viviendo esta amarga experiencia desde la trinchera de la fe y la esperanza en Cristo nuestro Señor. Rodeado de tanta violencia, su único cobijo es la promesa de victoria de Cristo.

Por favor tómense unos minutos para leer sus cartas, y comprender, cuan necesitado esta el mundo del amor de Dios; ya que viviendo sin él, el hombre es capaz de grandes atrocidades; al mismo tiempo, esto ayude a poner a los sacerdotes en el digno lugar que Cristo les dio. Estamos tan acostumbrados a leer solo cosas malas de ellos (que si pasan, pero son los menos); ya es tiempo de que se les haga justicia a su labor pastoral.

Pidamos por este hermano, y todos aquellos que sufren esta situación de guerra en todo el mundo. Pocas cosas tan poderosas como la oración. Hagamos Iglesia y comunión en y por Cristo.

Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. Ef 4,5-6

El Padre Javier Hinojosa, Misionero mexicano de Monterrey, Nuevo León, México está en Kenia y nos pide rezar por él y por los feligreses que tiene a su cuidado, así como por los misioneros de otras denominaciones cristianas que están tratando de escapar de las matanzas que están llevándose a cabo en Kenia. El Padre Javier ha aceptado la voluntad de Dios y está dispuesto a morir por Cristo en ese país africano donde está su misión. (Transcribimos sus cartas, acabadas de recibir esta noche) En Kenia son las 6:15 de la mañana del sábado 5 de enero; las ciudades están cubierta de llamas y el sonido de las armas y de las balas está muy cercano a los que tratan de salvar sus vidas.

****** PRIMERA CARTA *****
"Estoy en una situación terrible, estallo una guerra civil en Kenya por el resultado de las elecciones presidenciales y quede atrapado en una ciudad Kisumu, estoy refugiado con los misioneros de Mill Hill y no se lo que va a pasar, hay decenas de muertos, cientos de heridos. Pero se que Dios no me deja, solo que me cuesta mucho vivir esta violencia. Te pido rezes por mi, por la paz en Kenya y en el mundo.
Se que Jesus es el Senor y que nada nos puede separar del amor de Dios. Un abrazo. Hasta que Dios quiera.

Tu amigo.

Padre Javier Hinojosa"


****** SEGUNDA CARTA *****
"Gracias por tus palabras de aliento. La violencia continua. Sigo atrapado en esta ciudad Kisumu sin poder salir, la ciudad esta semidestruida y 70,000 gentes estan huyendo para escapar de la muerte pues los luos, cuyo candidato perdio las elecciones estan locos de rabia vengandose y asesinando. Anoche quemaron una iglesia con 50 gentes adentro, ninos y mujeres. Dios mio: como puede el hombre ser tan cruel con sus hermanos?
"Pero sigo creyendo en el triunfo del amor sobre el odio. Jesus es el Senor. Despues de la cruz viene la resurreccion. No me arrepiento de haber venido a Africa.Parte del ser misionero es acompanar a su gente en su dolor y es lo que hago: orar, llorar, seguir creyendo en jesus, esperar, amar, perdonar........ Pero llevo mi tesoro en vasos de barro. Ya es el sexto dia de estar refugiado con los padres de mill hill y no se ve para cuando se resuelva la situacion pues la violencia aumenta. Tal vez me toque dar la vida por este pueblo. Estoy dispuesto.

"No nos dejen en sus oraciones pues creo en la fuerza de lam intercesion y del triunfo del Inmaculado Corazon de Maria. Sigan rezando por nosotros. Un abrazo.

Tu amigo.

Padre Javier"


****** TERCERA CARTA *******
"Muy querido hermano y amigo: Paz. Saludos desde Kenya. Me has emocionado tanto con tu Mail que he llorado y sigo llorando. Gracias por hablarme como amigo. Gracias por decirme que estas conmigo. Se que el tiempo y la distancia no impiden la comunicacion, la comunion, la intimidad entre dos seres y ejame decirte que yo tambien te siento ahora como uno de mis mejores amigos. Te conozco en foto, espero tu hayas recibido ya mi carta con mi foto que hace semanas te mande.
"Dejame abrirte mi corazon: estoy todavia sumamente asustado. esta situacion solo la habia visto en peliculas de guerra pero ahora estoy en medio de una guerra. Tengo aqui conmigo en el hotel desde donde escribo a un grupo numeroso de misioneros metodistas que como yo estan huyendo de la violencia para evitar la muerte. Son 70,000 las personas que estan huyendo hacia Uganda con nada mas que lo que llevan puesto.
Esto es terrible. Como no voy a sufrir? Son mis hermanos. Los amo. Por ellos vine a su pais. Por ellos estoy aqui. La mayoria son creyentes.
Ciertamente son inocentes sin mas crimen que pertenecer a otra tribu.
"Gracias por tus palabras, gracias por tus oraciones, me confortan, me animan a seguir llevando esta cruz tan pesada de vivir en medio de esta violencia inhumana y sin sentido. Pero te repito: sigo creyendo en la fuerza del amor.
Se que es Dios, no el hombre quien tiene el control de nuestras vidas y de la historia. Pido por la conversion de las personas con ansias desmedidas de poder que estan causando este dolor. Perdonalos Senor porque no saben lo que hacen!.

"Comparte este Mail con muchos hermanos porque debemos ser una familia unida en la alegria y el dolor. Recuerda que Pablo dice en nombre de Dios: Llorad con los que lloran, estad alegres con los que estan alegres. Te amo, hermano, en Jesus, con Jesus, para Jesus.

Te bendice tu hermano misionero.

Padre Javier Hinojosa"


****** CUARTA CARTA *****
"Querido hermano, amigo, tocayo: Gracias de nuevo por tus palabras y por hacerme sentir la fuerza de la union y de la solidaridad de mis hermanos en Argentina y otras partes del mundo.
Somos de verdad un cuerpo y cuando un miembro sufre todo el cuerpo sufre. Jesus lloro sobre Jerusalen y ahora llora sobre Kenya, sobre esta ciudad Kisumu donde me encuentro, como dices, en el ojo del huracan pues en todos los rostros se ve el temor, el miedo, la angustia. La violencia continua. Ya no hay distincion de denominaciones. Estoy en este pequeno hotel con un grupo numeroso de misioneros metodistas que corren por salvar sus vidas y estan ansiosos por salir del pais. La verdad yo quisiera hacer lo mismo pero algo me detiene: el pastor no abandona a sus ovejas cuando ve venir el lobo.
Se que mi lugar es aqui, me toque o no me toque morir porque ya son cientos de muertos. Dios los tenga en su gloria como al buen ladron que le dijo desde la cruz: Hoy estaras conmigo en el paraiso!. La vida para el cristiano no termina, se transforma y disuelta nuestra moada terrenal se nos prepara una mansion eterna en el Cielo.
Esta es nuestra fe. esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar. Pero somos humanos. La vida es sagrada. Nadie la debe arrebatar. Nos toca defenderla. Una cosa es ser martir, otra cosa es ser loco y salir a que lo maten a uno pues los padres de mill hill con los que estamos nos insisten que no salgamos ni tratemos de huir, no hay ninguna seguridad!.
"Mi fe me sigue diciendo que es Dios y no el hombre quien tiene el contro(l) de la historia humana y nuestra propia historia personal.
Gracias por su oracion. Les sigo pidiendo su oracion.

Comparte este Mail con muchos hermanos, te lo voy a agradecer. Sigo oyendo balazos, tal vez tenga que huir ya.

Un abrazo.

Tu amigo. Javier"

Muy queridos David y Blanca:

Paz. Saludos desde mi segunda patria, Kenya un país que sigue desangrándose en agonía.

Gracias por su Mail. Tengo un ratito libre en este cyber que encontré abierto en Kisumu donde seguimos atrapados y quiero abrirles mi corazón.

No me considero un héroe por estar aquí. Aquí me ha plantado Dios por ahora y aquí debo florecer. Preferiría estar en Monterrey pero no cambiaria por nada la experiencia de dolor que estoy viviendo en medio de esta terrible guerra civil que se esta librando aquí. Mi dolor no es tanto físico pues aparte del calor que hace sin abanico ni aire acondicionado y los miles de mosquitos que pululan del lago Victoria y tanto molestan y la comida un poco racionada, físicamente estoy bien. Mi agonía es espiritual. Dios me dio un corazón de carne que siente y creo estar viviendo una billonesima parte de lo que Jesús vivió en el Huerto cuando sudo sangre al ver cuanta gente no se iba a convertir y haría sufrir a los demás como lo están haciendo aquí. Es horrible contemplar tantos cadáveres de niños, mujeres, ancianos arrojados como costales al lado del camino y ver lo que están sufriendo miles de familias. Robert, un amigo africano que iba a venir a un retiro del P. Joe y mió me hablo para decirme que le quemaron su casa y tuvo que huir con su esposa y 4 niños y que siguen escondidos en el bosque para salvar sus vidas pero que ya casi no tienen comida. Es Jesús que continúa su pasión en estos inocentes: como no conmoverme, como no llorar. Pero bien dices: estoy aquí para ser un signo del amor fiel de Dios que no nos abandona. No puedo hacer más al momento que rezar y lo hago con fervor.

Gracias por acompañarme desde allá, los siento muy cercanos a mi corazón y lo están a pesar del tiempo y la distancia. Pueden compartir este mail con quien quieran, simplemente porque necesito de cuanta oración puedan hacer y en el EM me enseñaron no a callar y ocultar sino a identificar y expresar mis sentimientos y es lo que he hecho con Uds. y con la familia del EM que quiera escucharme.

Un abrazo.

domingo, 13 de enero de 2008

Benedicto XVI: El Bautismo nos abre el cielo

ntervención antes de rezar la oración mariana del Ángelus

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 13 enero 2008 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que pronunció Benedicto XVI después de haber administrado el sacramento del Bautismo en la Capilla Sixtina a 13 niños y antes de rezar la oración mariana del Ángelus.

* * *

Queridos hermanos y hermanas:

Con la fiesta de hoy, el Bautismo de Jesús, concluye el tiempo litúrgico de la Navidad. El Niño, a quien desde Oriente fueron a adorar los Magos en Belén ofreciéndole dones simbólicos, se presenta ahora en edad adulta, en el momento en el que es bautizado en el río Jordán por el gran profeta Juan (cf. Mateo 3, 13). El Evangelio observa que cuando Jesús recibió el bautismo, salió agua, se abrieron los cielos y descendió sobre él el Espíritu Santo como una paloma (Cf. Mateo 3,16). Se escuchó entonces una voz desde el cielo que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mateo 3, 17).

Fue su primera manifestación pública, después de unos treinta años de vida escondida en Nazaret. Fueron testigos oculares del acontecimiento, además del Bautista, sus discípulos, algunos de los cuales se convirtieron entonces en seguidores de Cristo (Cf. Juan 1, 35-40). Se trató al mismo tiempo de una «cristofanía» y de una «teofanía»: ante todo, Jesús se manifestó como el «Cristo», término griego para traducir el hebreo «Mesías», que significa «ungido»: no fue ungido con el aceite, como era el caso de los reyes y sumos sacerdotes de Israel, sino más bien con el Espíritu Santo. Al mismo tiempo, junto al Hijo de Dios, aparecieron los signos del Espíritu Santo y del Padre celestial.

¿Cuál es el significado de este hecho que Jesús quiso realizar --a pesar de la resistencia del Bautista-- para obedecer a la voluntad del Padre (Cf. Mateo 3, 14-15)? El sentido profundo emergerá sólo al final de la vida terrena de Cristo, es decir, en su muerte y resurrección. Al hacerse bautizar por Juan junto a los pecadores, Jesús comenzó a tomar sobre sí el peso de la culpa de toda la humanidad, como el Cordero de Dios que «quita» el pecado del mundo (Cf. Juan 1, 29). Tarea que llevó a cumplimiento en la cruz, cuando recibió también su «bautismo» (Cf. Lucas 12, 50).

De hecho, al morir, se «sumergió» en el amor del Padre y difundió el Espíritu Santo para que los creyentes en Él pudieran renacer gracias a ese manantial inagotable de vida nueva y eterna. Toda la misión de Cristo se resume en esto: bautizarnos en el Espíritu Santo para liberarnos de la esclavitud de la muerte y «abrirnos el cielo», es decir, el acceso a la vida auténtica y plena, que será «sumergirse siempre de nuevo en la inmensidad del ser, a la vez que estamos desbordados simplemente por la alegría» (Spe salvi, 12).

Es lo que les ha sucedido también a los trece niños a quienes he administrado el sacramento del Bautismo esta mañana en la Capilla Sixtina. Invocamos para ellos y para sus familiares la maternal protección de María santísima. Y rezamos por todos los cristianos para que puedan comprender cada vez más el don del Bautismo y se comprometan a vivir con coherencia, testimoniando el amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

[Después del Ángelus el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En italiano, dijo:]

Hoy se celebra la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que este año centra su atención en los jóvenes emigrantes. De hecho, muchos jóvenes por diferentes motivos tienen que vivir lejos de sus familias y países. Corren particular riesgo las muchachas y los menores. Algunos niños adolescentes han nacido y crecido en campos de refugiados: ¡también ellos tienen derecho a un futuro! Manifiesto mi aprecio a cuantos se comprometen a favor de los jóvenes refugiados, de sus familias y de su integración laboral y escolar.

Invito a las comunidades eclesiales a acoger con simpatía a los jóvenes y a los más pequeños, junto con sus padres, tratando de comprender sus historias y de favorecer la integración. Queridos jóvenes emigrantes: comprometeos por construir junto a vuestros coetáneos una sociedad más justa y fraterna, cumpliendo con vuestros deberes, respetando las leyes y no dejándoos llevar nunca por la violencia. Os encomiendo a todos vosotros a María, Madre de toda la humanidad.

[En español, dijo:]

Dirijo mi cordial saludo a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, especialmente a los fieles provenientes de las diócesis de Asidonia-Jerez y Cádiz y Ceuta. Con este Domingo se termina el tiempo litúrgico de Navidad y Epifanía. En la fiesta del Bautismo del Señor que hoy se celebra, la Iglesia invita a sus hijos, renacidos del agua y del Espíritu Santo, a que perseveren en la escucha de la Palabra de Cristo, el Unigénito de Dios Padre, en el fiel cumplimiento de la voluntad divina y en el testimonio de la caridad. ¡Muchas gracias!

Predicador del Papa: Necesitamos «dosis masivas de Espíritu Santo»

Comentario del padre Cantalamessa a la liturgia del próximo domingo


ROMA, viernes, 11 enero 2008 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, OFM Cap. --predicador de la Casa Pontificia-- a la Liturgia de la Palabra del próximo domingo, Bautismo del Señor.

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Bautismo del Señor
Isaías 42, 1-4.6-7; Hechos 10, 34-38; Mateo 3, 13-17

«Me ha consagrado con la unción»



Jesús mismo dio una explicación de lo que ocurrió en Él en el bautismo en el Jordán. De regreso, en la sinagoga de Nazaret se aplicó a sí mismo las palabras de Isaías: «El Espíritu del Señor está sobre mí: me ha consagrado con la unción...». El mismo término de unción utiliza Pedro en la segunda lectura, hablando del bautismo de Jesús: «Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder».

Se trata de un concepto fundamental para la fe cristiana. Basta decir que el nombre Mesías en hebreo y Christos en griego significan exactamente eso: Ungido. Nosotros mismos, decían los antiguos Padres, nos llamamos cristianos porque hemos sido ungidos a imitación de Cristo, el Ungido por excelencia. La palabra «ungido», en nuestro lenguaje, tiene muchos significados, no todos positivo. En la antigüedad la unción era un elemento importante de la vida. Se ungían con aceite los atletas para estar sueltos y ágiles en las carreras, y se ungían con aceite perfumado hombres y mujeres para tener el rostro bello y resplandeciente. Actualmente, con estos mismos objetivos, hay a disposición una infinidad de productos y cremas en gran parte derivados de distintos tipos de aceites.

En Israel el rito tenía un significado religioso. Se ungía a los reyes, a los sacerdotes y a los profetas con un ungüento perfumado y éste era el signo de que estaban consagrados al servicio divino. En Cristo todas estas unciones simbólicas se hacen realidad. En el bautismo en el Jordán Él es consagrado rey, profeta y sacerdote eterno por Dios Padre. Pero no con un aceite físico, sino con el aceite espiritual que es el Espíritu del Señor, «el óleo de alegría», como lo define un salmo. Esto explica por qué la Iglesia da tanta importancia a la unción con el santo crisma. Existe un rito de unción en el bautismo, en la confirmación y en la ordenación sacerdotal; existe una unción de los enfermos (en un tiempo llamada «extremaunción»). Es porque a través de estos ritos se participa en la unción de Cristo, esto es, en su plenitud de Espíritu Santo. Se es literalmente «cristiano», esto es, ungido, consagrado, persona llamada -dice Pablo-- «a difundir en el mundo el buen olor de Cristo».

Procuremos ver qué nos dice todo ello a los hombres de hoy. Actualmente está de moda hablar de aromaterapia. Se trata del empleo de aceites esenciales (o sea, los que exhalan perfume) para el mantenimiento de la salud o para la terapia de algunos trastornos. Internet está lleno de anuncios de aromaterapia. No se contenta con prometer con ellos bienestar físico. Existen también «perfumes del alma», por ejemplo «el perfume de la paz interior».

No me corresponde dar un juicio sobre esta medicina alternativa. Si embargo veo que los médicos invitan a desconfiar de esta práctica que no está científicamente probada y que incluso implica en algunos casos contraindicaciones. Lo que deseo expresar es que existe una aromaterapia segura, infalible, que excluye toda contraindicación: ¡la que está hecha a base del aroma especial, del ungüento perfumado, que es el Espíritu Santo!

Esta aromaterapia hecha de Espíritu Santo cura las enfermedades del alma y a veces, si Dios quiere, también las del cuerpo. Hay un canto spiritual afro-americano en el que no se hace más que repetir continuamente estas pocas palabras: «Hay un bálsamo en Gilead que cura las almas heridas» (There is a balm in Gilead / to make the wounded whole...). Gilead, o Galaad, es una localidad famosa en el Antiguo Testamento por sus perfumes y ungüentos (Jr 8,22). El canto prosigue, diciendo: «A veces me siento desalentado y pienso que todo es en vano, pero entonces el Espíritu Santo reaviva el alma mía» (Some times I feel discouraged and think my work's in vain but then the Holy Spirit revives my soul again). Gilead es para nosotros la Iglesia, y el bálsamo que sana es el Espíritu Santo. Él es la estela de perfume que Jesús ha dejado tras de sí, al pasar por esta tierra.

El Espíritu Santo es especialista en las enfermedades del matrimonio. El matrimonio consiste en darse el uno al otro; es el sacramento de hacerse don. Y el Espíritu Santo es el don hecho persona: la donación del Padre al Hijo y del Hijo al Padre. Donde llega Él renace la capacidad de hacerse don y con ella la alegría y la belleza de vivir juntos.

El filósofo Heidegger lanzó un juicio alarmado sobre el futuro de la sociedad humana: «Sólo un dios nos puede salvar», dijo. Pues yo digo que este Dios que nos puede salvar existe: es el Espíritu Santo. Nuestra sociedad necesita dosis masivas de Espíritu Santo.

[Traducción del original italiano realizada por Marta Lago.]