WASHINGTON, viernes, 11 abril 2008 (ZENIT.org-Aica).- «Hay una cosa, sólo una, más difícil en Washington, que conseguir una entrevista con el Presidente de los Estados Unidos, y esto es: obtener una entrada para ingresar al estadio de los ‘Nationals', para la misa multitudinaria con el Papa Benedicto XVI», explica Enrique Soros, un argentino del Movimiento de Schoenstatt desde la capital estadounidense.
Si bien las instalaciones tienen capacidad para albergar a una multitud de 46.000 personas, la arquidiócesis de Washington recibió solicitudes para 200.000 participantes.
Sin embargo, estos números no reflejan los cientos de miles de interesados que pidieron «tickets» a amigos o a sus propias parroquias y diócesis, obteniendo como respuesta una negativa a su requerimiento. Excepcionalmente se oye, con santa envidia, o no tan santa en muchos casos, que alguien obtuvo «tickets» para la mencionada Misa.
Así comentó Ivelisse Avilés: «Salvi y yo ganamos la lotería (en las parroquias se sortean los ‘tickets' para el ingreso al estadio). ¡Qué bendición! ¡Veremos al Papa! Lo sentimos como un regalo especial de la Madre Tres Veces Admirable. ¡Para nosotros, un milagro y un sueño que se hace realidad!»
En esta ciudad hay una excepcional expectativa por la llegada del Papa, y dado que la mayoría de los interesados no podrá acceder al estadio, todos buscan vías alternativas para saludar al Santo Padre en persona, siquiera desde lejos, y recibir su bendición. Hay una conciencia muy real que es Jesús quien estará presente aquí, en la persona de su representante en la Tierra.
El Papa llegará a Washington el martes 15 de abril. Para circunstancias especiales, como la llegada a la Nunciatura el mismo 15, la arquidiócesis invitó sólo a pocos representantes de algunas parroquias, para darle desde el jardín del frente una cálida bienvenida. Se preparan canciones especiales con ritmo y calidez, para orar y alentarse en las horas de espera, y para recibir al Santo Padre con entusiasmo.
Si bien se dispusieron excepcionales medidas de seguridad para proteger al Papa y a los peregrinos, habrá oportunidades para saludar a Benedicto XVI en su paso por algunas calles de la ciudad, dado que con ese objetivo viajará a veces en el Papamóvil. Será un importante contrapunto, en una ciudad donde lo espontáneo y la multitud en las calles, tendrán que convivir con los miembros de las agencias de seguridad en cada esquina, a cada paso, como el perro con el gato. El Papa aceptó el desafío de acercarse a las multitudes, a pesar de las recomendaciones en sentido contrario.
Tanto las parroquias como los Movimientos están poniendo desde hace meses sus recursos a disposición de las necesidades más diversas. Se espera la llegada de participantes de distintos Movimientos desde distantes puntos del país y del exterior, de entre ellos: del Camino Neocatecumenal, que traerá 5.000 miembros; los Focolares, Schoenstatt y Encuentro Matrimonial, entre otros.
Dichos grupos, nucleados en la Asociación de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades, de la arquidiócesis de Washington, se sienten llamados especialmente a contribuir con nueva vida, profunda, entusiasta, por un nuevo orden social, solidario, justo y comprometido con los valores cristianos. Dichos Movimientos participarán en forma activa de todas las expresiones populares de fe y de afecto al enviado de Dios que tendrán lugar la próxima semana en Washington, entre el martes 15 y el jueves 17 de abril.
Pancartas, imágenes, cantos, camisetas, banderas, obleas, recuerdos, gorras, todo vale para hacer de tres cortos días, una experiencia vital de fe, un encuentro personal con Jesús, que promete ser universal, fraternal e intenso.