Lecturas del día:
Primera Lectura (Lectio Divina)
Santiago 1, 1-11 Santiago, siervo de Dios y de Jesucristo, el Señor, saluda a las doce tribus, dispersas por el mundo.
Hermanos míos: Cuando se vean asediados por toda clase de pruebas y tentaciones, ténganse por dichosos, sabiendo que las pruebas a que se ve sometida su fe les dará fortaleza, y esta fortaleza los llevará a la perfección en las buenas obras y a una vida íntegra e irreprochable.
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios y él se la dará; porque Dios da a todos con generosidad y sin regatear. Pero tiene que pedírsela con fe y sin dudar; pues el que duda se parece a las olas del mar, que van y vienen, agitadas por el viento. Quien es inconstante e indeciso en su vida, no recibirá nada del Señor.
Que el hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su humilde condición, pues se acabará como las flores del campo. Porque sale el sol y con su calor quema las hierbas; se caen las flores y se acaba la belleza. Así se marchitará el rico, en medio de todas sus empresas. + Meditatio
Uno de los pensamientos comunes entre los hermanos es pensar que las pruebas, el sufrimiento, y en general cualquier clase de inconveniencia en la vida, es un castigo de Dios, o al menos producto de un alejamiento de Dios hacia ellos. Este pasaje del Apóstol Santiago nos aclara que no es así, ya que estas experiencias dolorosas son el elemento por medio del cual Dios "templa" nuestra fe y nuestro carácter. Es precisamente en medio de las pruebas cuando tenemos la oportunidad de probarle verdaderamente a Dios, que nuestra amistad no es una amistad interesada que solamente se mantiene fiel en los momentos buenos y agradables de la vida, sino que precisamente en estos momentos difíciles lo continuamos considerando nuestro amigo y nuestro Señor. Son también estos momentos en los cuales Dios se hace presente con su amor y misericordia, dándonos las gracias necesarias para superarlos. Es por ello, que como resultado de estas dos acciones (la de Dios y la del hombre), el cristiano sale fortalecido en su fe, su esperanza y su caridad. Si vemos de esta manera las pruebas y dificultades de la vida, no cesaremos de darle gracias a Dios por las oportunidades que nos brinda para crecer en su amor y madurar en nuestra fe. + Oratio
Señor, gracias por todas las veces que con amor pruebas mi alma y la cincelas con delicadeza cual buen escultor. Sigue dándome forma de tal manera que sea cada vez más precioso a tus ojos y útil para servirte. En verdad me enorgullezco de mi alta dignidad delante tuyo, a pesar de mis pobrezas físicas o de carácter, pues sé muy bien que de esas carencias tú sacarás grandes cosas para mi vida, pues conozco de ti que llamas a lo que era nada para que sea. + Operatio
Hoy buscaré en la biblia Sabiduría 9 y la oraré varias veces a lo largo del día para pedirle a Dios la sabidría que viene de Él.
El Evangelio de hoy
Marcos 8, 11-13 En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con él, y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Jesús suspiró profundamente y dijo: "¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal".
Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla. + Reflexión
Una de las ideas del fariseismo era el que esperaban un Mesías "triunfalista" en donde los milagros no fueran el signo de la liberación del hombre del pecado, del dolor y de la angustia, sino el signo del poder de Dios sobre sus enemigos. Por ello San Marcos tiene siempre presente en su evangelio presentarnos la correcta imagen de Jesús. Los fariseos quieren una señal prodigiosa. El problema es que ya se les ha dado pero no la han reconocido. Esta actitud se mantiene aún en muchos cristianos, que continúan buscando un "súper Mesías" que sea capaz de cumplir todos sus caprichos. Un Mesías que les resuelva la vida a base de milagros y hechos prodigiosos. Son hermanos que siempre andan a la caza de milagros, de apariciones, de todo lo que suena a "extraordinario".
Debemos recordar que nuestro Mesías, Jesús, el Hijo de Dios, se manifiesta de manera discreta en medio de nuestra vida y que ha escogido precisamente lo débil para confundir a los poderosos. ¿Seremos todavía de los que piden a Jesús una señal para creer o para amarlo?
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
| Lunes 12 de Mayo del 2008 VI Semana del Tiempo Ordinario | Ciclo "A" Año Par Feria Lit. de las Horas: T. III II Semana del Salterio Salmo: Salmo 118 |
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