lunes, 24 de mayo de 2010

La Santidad

He aprendido que cuando me invitan a participar con alguna plática en un retiro o curso, no es porque sea muy bueno sobre el tema, sino porque Dios me pide que profundice más al respecto en mi vida, este fin de semana, tuve el gusto de participar como expositor en el Retiro de la Santidad, retiro correspondiente al 3er año de nuestra formación en Vivir en Cristo, el movimiento en el que estamos mi esposa y un servidor, al reflexionar sobre el tema de la Santidad, pienso que es un tema que muchos de los católicos vemos en forma muy lejana, pensamos en los santos como gente muy distinta a nosotros, como gente que vivió en otro tiempo y en otras circunstancias que hacían más sencillo ser santos, sin embargo, pocas veces pensamos en la santidad como algo de nuestro tiempo y mucho menos, como algo a nuestro alcance.

Esto es particularmente importante hoy hermanos, porque no solo debemos de ver la santidad como algo posible, sino que tenemos que decidir (con todo lo que implica la palabra) ser santos.

El mundo necesita hoy más que nunca de nuestra santidad, de nuestro esfuerzo diario para llevar el mensaje de Amor de Dios a tanta gente que se siente perdida, que se siente sin rumbo, que no sabe ni que esperar del día de mañana.



Hermanos, hay que tomar decisiones, hay que tener como objetivo el ser santos, hay que luchar por tener no solo en mundo que nos gustaría sino el mundo que Dios nos manda tener.

En 1 Cor 15, 28, San Pablo nos dice: “Y cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo, que es el Hijo, se someterá a Dios, que es quien sometió a Él todas las cosas. Así, Dios será todo e todo.”

Para que todo quede sometido a Cristo, tiene que ser una labor de su Iglesia y debemos tener muy claro que Iglesia somos todos, que es nuestra responsabilidad el hacer que el plan magnifico de salvación se lleve a cabo, tenemos que hacer que todo se someta a Cristo y eso solo lo lograremos, primero con nuestro testimonio de vida y luego, no quedándonos en nuestras casas, no quedándonos en los templos, sino saliendo al mundo a formar más discípulos, más santos.

Dios los bendice¡¡

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