domingo, 6 de junio de 2010

El Hermano del Hijo Pródigo

Hola,
Hoy quiero platicar de algo con lo que me siento identificado plenamente, porque creo que estuve en esa situación por muchos años, hoy quiero platicar de la parábola del Hijo Pródigo, que podemos leer en Lc 15, 11-32.

Probablemente, muchos hemos leído esta parábola, en la que un hombre tiene 2 hijos, uno de ellos pide su parte de la herencia, la vende y con el dinero se va lejos a vivir una vida de desenfreno, se gasta todo el dinero y empieza a pasar hambre, se arrepiente de lo que hizo y piensa en regresar a casa de su padre para ser como un trabajador más, pero al volver, el padre lleno de gozo lo recibe y organiza una gran fiesta para celebrar.

Hoy no quiero reflexionar sobre esta parte de la lectura, sino de lo que pasa un poco más adelante.

Como sabemos, el hombre tenía 2 hijos, el otro hijo, fue siempre obediente, siempre estuvo al lado de su padre, pero al enterarse de la celebración que se hace para festejar el regreso de su hermano, él se molesta, le reclama al padre que en todo ese tiempo, nunca le dió siquiera un cabrito para comer con sus amigos, mientras que ahora, mata al becerro gordo para su hermano. (Lc 15, 29 - 30)

Quiero resaltar la respuesta de su padre: Hijo mío, tú siempre estás conmigo y todo lo que tengo, es tuyo. (Lc 15, 31)

Mi reflexión, es sobre este punto y aqui es en donde puedo decir que me siento identificado, porque muchos años creo que viví como este hermano.

Creo también, que es como muchas de las personas se sienten hoy en día, viviendo en la casa del Padre, pero sin sentirse parte de ella, sin un sentido de pertenencia con Dios, no nos sentimos de Dios, lo vemos como alguien lejano, como alguién al que solo vamos a ver el domingo a misa, y así nos pasa con la Iglesia también, vemos los problemas de la Iglesia como algo que no nos afecta, pensamos, ojala la Iglesia cambiara esto, o aquello, los padres deberían de ser diferentes, etc.

Muchas veces criticamos a los sacerdotes porque actitudes que no nos gustan o porque no hacen las cosas como pensamos que las deberían de hacer, pero nunca nos criticamos a nosotros mismos sobre como apoyamos a esos sacerdotes, a nuestra Iglesia.

El otro día al hablar del tema, le pedía a las parejas de una de nuestras células de Vivir en Cristo que trataran de ponerse en los zapatos de los sacerdotes por un momento, que pensaran como sentirían si fueran ellos los que estuvieran al fente, y vieran como a la gente no le importa llegar tarde a la celebración, viendo a algunos platicar al momento de la homilía, escuchando probablemente sonar algún teléfono celular y lo peor de todo, contestándolo en plena celebración, viendo que la gente los felicita por el mensaje, pero solo para olvidarlo tan pronto cruzan la puerta.

Es cierto que muchos sacerdotes no nos dan el mejor ejemplo, pero también es cierto que nosotros no hacemos lo que nos corresponde para cambiar esto, porque vamos a misa y solo vemos un monólogo por parte del sacerdote, y lo vemos como algo ajeno, con el que cortamos todo vinculo al salir del templo, pero si nos sentimos parte de la Iglesia, vamos a tener la Iglesia que nosotros queramos, ayudando a los sacerdotes, motivándolos, pero también exigiendoles ser los pastores que necesitamos para llevarnos hacia El Señor, entendiendo que no solo a ellos les corresponde este papel, sino a toda su Iglesia, de la que somos parte, y que por lo tanto, es también nuestra responsabilidad el hacer lo necesario para que el plan de Cristo triunfe en este mundo.

Sabiendo que nos corresponde evangelizar, que nos corresponde hacer una Iglesia viva, moderna no por cambiar según los tiempos, sino moderna porque es actual, porque es vigente, porque dá testimonio de la presencia de Dios mediante la vida de TODOS sus miembros.

No es lo mismo participar que estar involucrado, alguna vez escuche un ejemplo de la diferencia entre un termino y otro, este ejemplo son los huevos con jamón, en este platillo, la gallina PARTICIPA, porque pone los huevos que cocinaremos, pero el cerdo está INVOLUCRADO, ya que para poder hacer el platillo, el cerdo tuvo que morir par obtener el jamón.

La pregunta con la que termino es, en esta Iglesia de hoy en día, solo participas o estás verdaderamente involucrado?
Te invito hermano a sentirte parte importante de la Iglesia, porque de eso depende que tengas la Iglesia que esperas, y sobre todo, la Iglesia que Dios planeó tener al mandar a su Hijo a este mundo.

Vive tu fé, disfrutala, date cuenta del tesoro que Dios ha puesto en nuestra manos.
Dios te bendice¡¡

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