martes, 26 de agosto de 2008

El ombudsman de México a favor del más fundamental de los derechos, la vida

Entrevista con José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos


MÉXICO, martes 26 de agosto de 2008 (ZENIT.org).- La defensa de la vida es el derecho humano fundamental, asegura el defensor del pueblo (ombudsman) de México, aunque esto le haya costado una campaña de ataques contra su persona.

Con esta convicción, José Luis Soberanes Fernández, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), impugnó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación una ley aprobada en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) que contempla el aborto hasta las doce semanas.

Nacido en 1950, licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctor en Derecho por la Universidad de Valencia (España), Soberanes fue de 1990 a 1998 director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

El prestigio internacional adquirido en su carrera como investigador sobre temas jurídicos y derechos humanos fue decisivo para ser elegido en 1999 presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cargo en el que fue reelegido en un segundo período en 2005.

Cuando faltan pocos días para que los ministros de la Corte de Justicia de la Nación tomen la decisión sobre la constitucionalidad de esa ley favorable al aborto, el doctor Soberanes ha compartido con Zenit los motivos jurídicos que fundamentan la defensa de la vida.

--¿Cuál es el papel que desempeña la CNDH a propósito de la legislación que permite el aborto bajo ciertas condiciones en el Distrito Federal?

--Doctor Soberanes: Sustancialmente la CNDH promovió una acción de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema mexicana, en contra de la reforma legal que despenalizó el aborto hasta las doce semanas en el Distrito Federal.

--A la luz de los principios del Derecho, ¿cuáles son las principales líneas jurídicas que soportan la acción de inconstitucionalidad en contra de dicha ley?

--Doctor Soberanes: Han sido básicamente dos las líneas de argumentación. Por una parte, se aduce una violación al derecho a la vida. La Constitución mexicana protege a la vida humana desde que comienza hasta que termina, pues no distingue al respecto. De acuerdo a la genética, en el momento en que un espermatozoide fecunda un óvulo existen células con ADN único y distinto a las células que le dieron origen. En cuanto hay una forma de vida distinta a la que la engendró, existe un nuevo ser humano, y a partir de ese momento goza de la relevancia constitucional referida. Permitir que se mate al producto de la concepción al despenalizar esa conducta, de acuerdo a lo dicho, es contrario a la Constitución.

Por otra parte, se hicieron valer argumentos técnico jurídicos. Por ejemplo, se aduce que si no existe diferencia entre un embrión de 11 semanas y uno de 12, no existe razón para darles un trato desigual, bajo la premisa de que hay que tratar igual a los iguales. Otro ejemplo. La reforma define que aborto es la interrupción del embarazo después de las 12 semanas de gestación. Interpretando textualmente esa definición -como debe ser en materia penal- hay que concluir que cualquier cesárea es aborto por ser una interrupción del embarazó después de las 12 semanas, lo cual es irrazonable.

--¿Qué argumentos y principios de convicción le han llevado a encabezar una lucha de esta naturaleza, incluso a contracorriente de una tendencia mundial que plantea la despenalización del aborto?

--Doctor Soberanes: La defensa de los derechos humanos, que es mi responsabilidad. Tener la convicción de que la vida es un derecho fundamental hace que me preocupe la expedición de una ley que autoriza a matar a un ser humano.

--¿Qué llamamient hace en estos momentos el ombudsman de México a todas aquellas organizaciones y profesionales en diversas disciplinas que enarbolan el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo como argumento central de un presunto derecho al aborto?

--Doctor Soberanes: La defensa de la vida no se trata de convicciones religiosas, sino de una cuestión de derechos humanos. Si un embrión es un ser humano de acuerdo a la genética, con un ADN distinto al de sus progenitores, las leyes no pueden autorizar su muerte por el simple hecho de que se afecte el plan de vida de la madre, como argumenta la iniciativa de la que surgió esta reforma. Se trata de derechos humanos exclusivamente.

--¿Le ha representado algún costo político a usted en lo personal el hecho de asumir la defensa de la vida?

--Doctor Soberanes: Desde luego. He sido objeto de toda serie de ataques intolerantes. Muchas de las personas que consideran que las mujeres tienen un derecho a abortar no admiten que otra persona piense diferente. Dicen que actué por "prejuicios" y convicciones religiosas y no están dispuestas a dialogar. Publiqué un par de artículos en un periódico para exponer los argumentos que se adujeron en la acción de inconstitucionalidad. Todas razones jurídicas. Salvo alguna excepción, todas las respuestas que recibí fueron ataques personales; nadie refutó mis argumentos.

--Cuál es el riesgo para el país en caso de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declare constitucional la ley que permite la práctica del aborto en el Distrito Federal hasta las doce semanas de gestación?

--Doctor Soberanes: Sería muy grave que la Suprema Corte reconociera la constitucionalidad de esta reforma. Implicaría que la Constitución mexicana permite matar. Si la afectación del plan de vida de una mujer da opción de terminar con un ser humano, después se podrá matar a todo el que estorbe.

--Los ministros de la Corte de Justicia de la Nación están a sólo unos días de tomar la decisión sobre la constitucionalidad o no de la ley aprobada en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) sobre el aborto. ¿Qué llamamiento les hace el ombudsman nacional?

--Doctor Soberanes: Que actúen conforme a la Constitución y a los derechos fundamentales y no con base en las presiones políticas.

Por Jesús Colina

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin el derecho a la vida, los demás derechos pierden su sentido, es lo que algunos pilíticos no logran comprender.

Gracias y bendiciones