Un mal de nuestro tiempo, el estrés (stress) se presenta cuando las demandas de la vida se perciben demasiado difíciles. Aprende a hacerle frente al estrés Por Ma. del Rosario G. Prieto Eibl
"Señor, dame el coraje para cambiar las cosas que debo, serenidad para aceptar las que no puedo cambiar y sabiduría para reconocer la diferencia" Reinhold Niebuhr.
¿Estás estresado? Toma unos instantes saberlo… acaso: ¿sientes angustia? ¿te duele la cabeza? ¿te sientes cansado? ¿tienes insomnio o duermes de más? ¿comes en demasía o te sientes inapetente? ¿te da flojera todo o más bien eres un activista que no sabe quedarse quieto? ¿gritas con facilidad? ¿te exaspera hasta el más mínimo error? ¿te sientes irritable? ¿estás deprimido? ¿te duele todo el cuerpo o alguna parte en específico? ¿sufres colitis? ¿migraña? ¿te enfermas con facilidad?… éstas y más preguntas podríamos hacernos para detectar si estamos inmersos en un estado de estrés.
Pero… ¿Qué es el estrés?
El estrés (stress) es un fenómeno que se presenta cuando las demandas de la vida se perciben demasiado difíciles. La persona se siente ansiosa y tensa y en ocasiones se percibe mayor rapidez en los latidos del corazón.
Es inevitable experimentar cierto grado de estrés en la vida y en las ocasiones apropiadas resulta benéfico. No obstante, demasiado estrés es peligroso para la salud en general, ya que se alteran en forma prolongada y perjudicial las funciones de muchos sistemas del organismo.
El estrés causa la ansiedad, que en pequeñas cantidades es positivo y saludable porque nos mueve a hacer las cosas bien, pero si cada cosa pequeña nos pone ansiosos y nerviosos este estrés pasa a ser negativo y nocivo.
El estrés es una defensa natural del organismo que se encuentra dentro de nosotros mismos y que sirve para hacer frente a demandas excepcionales de experiencias difíciles en nuestra vida diaria, es también un importante aumento en el nivel de activación fisiológica y cognitiva con recursos también excepcionales. El estrés es la respuesta general del organismo ante un estimulo agobiador o situaciones de amenaza física.
¿Por qué se produce el estrés?
Como hemos dicho, en principio, se trata de una respuesta normal del organismo ante las situaciones de peligro. En respuesta a las situaciones de emboscada, el organismo se prepara para combatir o huir (fight or flight), mediante la secreción de sustancias como la adrenalina, que se disemina por toda la sangre y es percibida por receptores especiales en distintos lugares del organismo, que responden para prepararse para la acción: Es entonces cuando el corazón late más fuerte y rápido, las pequeñas arterias que irrigan la piel y los órganos menos críticos (riñones, intestinos), se contraen para disminuir la pérdida de sangre en caso de heridas y para dar prioridad al cerebro y los órganos más críticos para la acción (corazón, pulmones, músculos). Los sentidos se agudizan y la mente aumenta el estado de alerta.
El estrés, en condiciones apropiadas es bueno para nosotros, como por ejemplo: si estamos en medio de un incendio, nos ataca una fiera, o un vehículo está a punto de atropellarnos, porque los cambios provocados por el estrés resultan muy convenientes, ya que nos preparan de manera instantánea para responder oportunamente y poner nuestra vida a salvo. Muchas personas en medio de situaciones de peligro desarrollan fuerza insospechada, saltan grandes obstáculos o realizan maniobras prodigiosas.
Efectos del estrés en nuestra vida
El estrés que, en situaciones apropiadas puede salvarnos la vida, se convierte en un enemigo mortal cuando se extiende en el tiempo. Para muchos, las condiciones de hacinamiento, las presiones económicas, la sobrecarga de trabajo, el ambiente competitivo, etc., son circunstancias que se perciben inconscientemente como amenazas. Esto les lleva a reaccionar a la defensiva, tornándose irritables y sufriendo consecuencias nocivas sobre todo el organismo pues eleva la presión sanguínea (hipertensión arterial), nos hace susceptibles a los resfriados, trastornos respiratorios, aumenta el riesgo de los problemas de los trastornos cardiacos, diabetes, asma, colitis y cáncer. gastritis y úlceras en el estómago y el intestino, disminución de la función renal, problemas del sueño, alteraciones del apetito, agotamiento, entre otros.
Veamos por ejemplo, el efecto del estrés en el trabajo “Dicen los estudios norteamericanos que un 13% de los directivos padece trastornos emocionales graves debidos al trabajo; y mientras en Estados Unidos se pierden diez millones de horas de trabajo por huelgas, se pierden cuarenta millones por estrés y otras alteraciones similares. ¿Cómo es posible?” Carlos Moreda de Lecea
Por otra parte, el efecto del estrés en el matrimonio y en la familia “Cada vez es más frecuente que las familias ya ni se vean, ni se hablen, ni convivan, pues nadie tiene ni tiempo, ni ganas de hacerlo. Todos y cada uno están en sus ocupaciones y si no, tratando de descansar unos momentos antes de enrolarse nuevamente en alguna otra actividad.
¿Qué hacer frente al estrés?
Es más fácil es detectarlo, el problema es que se deteriora toda nuestra vida poco a poco, podríamos decir que es una muerte lenta, casi imperceptible no por sus efectos sino por sus causas.
Ahora bien, no existe una fórmula sencilla e infalible que pueda "curar" el estrés. Se requieren acciones diversas que permitan reducir las situaciones de sobrecarga.
Algunos huyen lejos de una situación estresante, otros pelean por cualquier cosa pequeña, cuando estos signos ocurren necesitas descansar, retirarte, relajarte. Pregúntate a ti mismo ¿cuál es la causa del estrés? ¿vale la pena realmente excitarme tanto?...la mayoría de las veces no lo vale, no debes tener miedo en tomar decisiones, hay que actuar y enfrentar el estrés.
El ejercicio habitual es especialmente útil, pues proporciona una forma de escape para la agresividad y la tensión, mejora el funcionamiento cardiovascular y genera un estado placentero de relajación después de cada práctica.
La relajación es conveniente para aliviar el estado de tensión muscular que ocurre inconscientemente durante el estrés. Los músculos, especialmente cervicales(de la nuca) y lumbares (de la cintura), se contraen en forma prolongada y generan dolor. Este dolor produce incomodidad y dificulta el desempeño de las tareas, generando más estrés.
También se aconsejan terapias de aprendizaje para el autocontrol de conductas especificas que permitan modificar el medio ambiente o para que facilite la aparición de conductas deseadas por ejemplo dejar de fumar; practicar deportes no agresivos; abstinencia de alcohol, tabaco, drogas; control mental cambiando los pensamientos negativos por positivos; entre otros.
12 consejos prácticos para hacer frente al estrés:
1. Sé realista en lo que puedes y no puedes hacer, las metas ambiciosas son causas frecuentes de estrés.
2. Consigue reposo adecuado, establezca una hora regular para dormir.
3. Evita apurarte y preocuparte.
4. Controla tus emociones, decide si las circunstancias valen la pena para angustiarse.
5. No recurras al alcohol, a drogas o la automedicación.
6. No mantengas los sentimientos dentro de ti mismo, identifica los errores y conversa con algún amigo.
7. Toma decisiones no aplaces lo que tienes que hacer o decir.
8. Trata de seguir rutinas, evita la desorganización
9. Desarrolla un sentido del humor cuando las cosas no vayan bien
10. Cuando te sientas apurado, emplea una técnica de relajación como respirar profundo, detenerte un momento y mirar al cielo, etc.
11. Come comidas bien balanceadas y busca dormir tus 8 horas diarias.
12. Tómate un tiempo para ti y haz algo hermoso que te guste como salir a caminar, hablarle por teléfono a una persona querida, de vez en cuando ir al cine o a cenar con amigos, etc.
Abandonarse en los brazos de Dios
El hombre es un ser vivencialmente perfectible e inacabado, con un deseo incontenible de desarrollo. Como ser incompleto y en proyecto, es consciente de que en él reside el deseo-tensión de ser más, de llevar a plenitud sus capacidades personales y desarrollar lo más y mejor posible su ser.
Este deseo de mejora y de alcanzar la mayor perfección dentro de su imperfección humana, muchas veces le lleva a un estado de tensión en el que por las circunstancias cotidianas en la casa, en la escuela, en el trabajo, con la familia y amigos se vuelve dañino y va poco a poco acabando con la vida propia, afectándonos de una manera terrible y no solo a nosotros sino a los que nos rodean; convirtiendo y transformando nuestro vivir en un difícil camino que recorrer, llenos de angustia y caras largas.
Hemos visto ya algunas posibles soluciones como terapias, ejercicio físico, autocontrol y otras. Sin embargo, no podemos dejar de lado lo más importante, pues la respuesta cristiana o la solución cristiana ante el estrés es la esperanza y el abandono en las manos de Aquel que ante todas las circunstancias de vida, está con nosotros. Dios Nuestro Señor nos acompaña, El nos conoce, sabe quienes somos, a dónde vamos, nuestros alcances y limitaciones, El nos dio y nos da la vida a cada instante como un regalo no para sufrirlo como cuando vivimos en estrés, sino para llenarlo de amor y felicidad en el diario vivir con las tareas y problemas propios de la cotidianidad.
La clave es el “Abandono en las manos del Padre”. Problemas siempre habrá, nunca faltará tráfico, horas extra, pendientes, cambios de última hora, disgustos, imprevistos, situaciones desconocidas, enfermedades, separaciones, etc. Lo verdaderamente importante es la actitud y lo que hacemos nosotros frente a estas situaciones difíciles; humanamente habrá que poner los medios necesarios para solucionar las cosas, pero nunca olvidar que el Padre nos ama y que su amor es infinito, El todo lo ve, todo lo sabe, todo lo puede y como Nuestro Padre amoroso nunca nos abandonará; por lo que podemos concluir que la presencia de aquel estrés que va acabando con nuestra alegría, nuestras sonrisas, nuestro optimismo, nuestro equilibrio es falta de esperanza y confianza en Dios. No olvidemos que no lo podemos todo, que precisamente somos seres imperfectos llamados a la perfección, recordemos que en el camino de la vida no estamos solos y que “Jesús pide un abandono filial en la providencia del Padre celestial que cuida de las más pequeñas necesidades de sus hijos: “No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?... Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura”(Mt 6,31-33).", CIC, no 305.
Tenemos que tener cuidado ya que "Los hombres de hoy día viven hacia afuera, olvidando la vida interior», como afirma el eminente psicólogo español José Luis Pinillos. Es imprescindible la reflexión serena de la mente, la mirada limpia y profunda que escudriñe nuestros afectos, sentimientos y actitudes, a fin de llevar la paz y el equilibrio a nuestro espíritu, proyectando nuestra existencia desde la autenticidad del más puro y noble entendimiento con nosotros mismos. La forma de ver tanto la propia realidad como la realidad de los demás dependerá de la guía interior, que sirva de punto de referencia a nuestras conductas. Y además no quedarnos ahí, confiando en nuestras fuerzas pues "Cristo nos invita al ABANDONO filial en la providencia de nuestro Padre celestial y el apóstol san Pedro insiste: "Confiadle todas vuestras preocupaciones pues él cuida de vosotros" [1Pe 5 7 .]" 322.
Cortesía de: encuentra.com
"Señor, dame el coraje para cambiar las cosas que debo, serenidad para aceptar las que no puedo cambiar y sabiduría para reconocer la diferencia" Reinhold Niebuhr.
¿Estás estresado? Toma unos instantes saberlo… acaso: ¿sientes angustia? ¿te duele la cabeza? ¿te sientes cansado? ¿tienes insomnio o duermes de más? ¿comes en demasía o te sientes inapetente? ¿te da flojera todo o más bien eres un activista que no sabe quedarse quieto? ¿gritas con facilidad? ¿te exaspera hasta el más mínimo error? ¿te sientes irritable? ¿estás deprimido? ¿te duele todo el cuerpo o alguna parte en específico? ¿sufres colitis? ¿migraña? ¿te enfermas con facilidad?… éstas y más preguntas podríamos hacernos para detectar si estamos inmersos en un estado de estrés.
Pero… ¿Qué es el estrés?
El estrés (stress) es un fenómeno que se presenta cuando las demandas de la vida se perciben demasiado difíciles. La persona se siente ansiosa y tensa y en ocasiones se percibe mayor rapidez en los latidos del corazón.
Es inevitable experimentar cierto grado de estrés en la vida y en las ocasiones apropiadas resulta benéfico. No obstante, demasiado estrés es peligroso para la salud en general, ya que se alteran en forma prolongada y perjudicial las funciones de muchos sistemas del organismo.
El estrés causa la ansiedad, que en pequeñas cantidades es positivo y saludable porque nos mueve a hacer las cosas bien, pero si cada cosa pequeña nos pone ansiosos y nerviosos este estrés pasa a ser negativo y nocivo.
El estrés es una defensa natural del organismo que se encuentra dentro de nosotros mismos y que sirve para hacer frente a demandas excepcionales de experiencias difíciles en nuestra vida diaria, es también un importante aumento en el nivel de activación fisiológica y cognitiva con recursos también excepcionales. El estrés es la respuesta general del organismo ante un estimulo agobiador o situaciones de amenaza física.
¿Por qué se produce el estrés?
Como hemos dicho, en principio, se trata de una respuesta normal del organismo ante las situaciones de peligro. En respuesta a las situaciones de emboscada, el organismo se prepara para combatir o huir (fight or flight), mediante la secreción de sustancias como la adrenalina, que se disemina por toda la sangre y es percibida por receptores especiales en distintos lugares del organismo, que responden para prepararse para la acción: Es entonces cuando el corazón late más fuerte y rápido, las pequeñas arterias que irrigan la piel y los órganos menos críticos (riñones, intestinos), se contraen para disminuir la pérdida de sangre en caso de heridas y para dar prioridad al cerebro y los órganos más críticos para la acción (corazón, pulmones, músculos). Los sentidos se agudizan y la mente aumenta el estado de alerta.
El estrés, en condiciones apropiadas es bueno para nosotros, como por ejemplo: si estamos en medio de un incendio, nos ataca una fiera, o un vehículo está a punto de atropellarnos, porque los cambios provocados por el estrés resultan muy convenientes, ya que nos preparan de manera instantánea para responder oportunamente y poner nuestra vida a salvo. Muchas personas en medio de situaciones de peligro desarrollan fuerza insospechada, saltan grandes obstáculos o realizan maniobras prodigiosas.
Efectos del estrés en nuestra vida
El estrés que, en situaciones apropiadas puede salvarnos la vida, se convierte en un enemigo mortal cuando se extiende en el tiempo. Para muchos, las condiciones de hacinamiento, las presiones económicas, la sobrecarga de trabajo, el ambiente competitivo, etc., son circunstancias que se perciben inconscientemente como amenazas. Esto les lleva a reaccionar a la defensiva, tornándose irritables y sufriendo consecuencias nocivas sobre todo el organismo pues eleva la presión sanguínea (hipertensión arterial), nos hace susceptibles a los resfriados, trastornos respiratorios, aumenta el riesgo de los problemas de los trastornos cardiacos, diabetes, asma, colitis y cáncer. gastritis y úlceras en el estómago y el intestino, disminución de la función renal, problemas del sueño, alteraciones del apetito, agotamiento, entre otros.
Veamos por ejemplo, el efecto del estrés en el trabajo “Dicen los estudios norteamericanos que un 13% de los directivos padece trastornos emocionales graves debidos al trabajo; y mientras en Estados Unidos se pierden diez millones de horas de trabajo por huelgas, se pierden cuarenta millones por estrés y otras alteraciones similares. ¿Cómo es posible?” Carlos Moreda de Lecea
Por otra parte, el efecto del estrés en el matrimonio y en la familia “Cada vez es más frecuente que las familias ya ni se vean, ni se hablen, ni convivan, pues nadie tiene ni tiempo, ni ganas de hacerlo. Todos y cada uno están en sus ocupaciones y si no, tratando de descansar unos momentos antes de enrolarse nuevamente en alguna otra actividad.
¿Qué hacer frente al estrés?
Es más fácil es detectarlo, el problema es que se deteriora toda nuestra vida poco a poco, podríamos decir que es una muerte lenta, casi imperceptible no por sus efectos sino por sus causas.
Ahora bien, no existe una fórmula sencilla e infalible que pueda "curar" el estrés. Se requieren acciones diversas que permitan reducir las situaciones de sobrecarga.
Algunos huyen lejos de una situación estresante, otros pelean por cualquier cosa pequeña, cuando estos signos ocurren necesitas descansar, retirarte, relajarte. Pregúntate a ti mismo ¿cuál es la causa del estrés? ¿vale la pena realmente excitarme tanto?...la mayoría de las veces no lo vale, no debes tener miedo en tomar decisiones, hay que actuar y enfrentar el estrés.
El ejercicio habitual es especialmente útil, pues proporciona una forma de escape para la agresividad y la tensión, mejora el funcionamiento cardiovascular y genera un estado placentero de relajación después de cada práctica.
La relajación es conveniente para aliviar el estado de tensión muscular que ocurre inconscientemente durante el estrés. Los músculos, especialmente cervicales(de la nuca) y lumbares (de la cintura), se contraen en forma prolongada y generan dolor. Este dolor produce incomodidad y dificulta el desempeño de las tareas, generando más estrés.
También se aconsejan terapias de aprendizaje para el autocontrol de conductas especificas que permitan modificar el medio ambiente o para que facilite la aparición de conductas deseadas por ejemplo dejar de fumar; practicar deportes no agresivos; abstinencia de alcohol, tabaco, drogas; control mental cambiando los pensamientos negativos por positivos; entre otros.
12 consejos prácticos para hacer frente al estrés:
1. Sé realista en lo que puedes y no puedes hacer, las metas ambiciosas son causas frecuentes de estrés.
2. Consigue reposo adecuado, establezca una hora regular para dormir.
3. Evita apurarte y preocuparte.
4. Controla tus emociones, decide si las circunstancias valen la pena para angustiarse.
5. No recurras al alcohol, a drogas o la automedicación.
6. No mantengas los sentimientos dentro de ti mismo, identifica los errores y conversa con algún amigo.
7. Toma decisiones no aplaces lo que tienes que hacer o decir.
8. Trata de seguir rutinas, evita la desorganización
9. Desarrolla un sentido del humor cuando las cosas no vayan bien
10. Cuando te sientas apurado, emplea una técnica de relajación como respirar profundo, detenerte un momento y mirar al cielo, etc.
11. Come comidas bien balanceadas y busca dormir tus 8 horas diarias.
12. Tómate un tiempo para ti y haz algo hermoso que te guste como salir a caminar, hablarle por teléfono a una persona querida, de vez en cuando ir al cine o a cenar con amigos, etc.
Abandonarse en los brazos de Dios
El hombre es un ser vivencialmente perfectible e inacabado, con un deseo incontenible de desarrollo. Como ser incompleto y en proyecto, es consciente de que en él reside el deseo-tensión de ser más, de llevar a plenitud sus capacidades personales y desarrollar lo más y mejor posible su ser.
Este deseo de mejora y de alcanzar la mayor perfección dentro de su imperfección humana, muchas veces le lleva a un estado de tensión en el que por las circunstancias cotidianas en la casa, en la escuela, en el trabajo, con la familia y amigos se vuelve dañino y va poco a poco acabando con la vida propia, afectándonos de una manera terrible y no solo a nosotros sino a los que nos rodean; convirtiendo y transformando nuestro vivir en un difícil camino que recorrer, llenos de angustia y caras largas.
Hemos visto ya algunas posibles soluciones como terapias, ejercicio físico, autocontrol y otras. Sin embargo, no podemos dejar de lado lo más importante, pues la respuesta cristiana o la solución cristiana ante el estrés es la esperanza y el abandono en las manos de Aquel que ante todas las circunstancias de vida, está con nosotros. Dios Nuestro Señor nos acompaña, El nos conoce, sabe quienes somos, a dónde vamos, nuestros alcances y limitaciones, El nos dio y nos da la vida a cada instante como un regalo no para sufrirlo como cuando vivimos en estrés, sino para llenarlo de amor y felicidad en el diario vivir con las tareas y problemas propios de la cotidianidad.
La clave es el “Abandono en las manos del Padre”. Problemas siempre habrá, nunca faltará tráfico, horas extra, pendientes, cambios de última hora, disgustos, imprevistos, situaciones desconocidas, enfermedades, separaciones, etc. Lo verdaderamente importante es la actitud y lo que hacemos nosotros frente a estas situaciones difíciles; humanamente habrá que poner los medios necesarios para solucionar las cosas, pero nunca olvidar que el Padre nos ama y que su amor es infinito, El todo lo ve, todo lo sabe, todo lo puede y como Nuestro Padre amoroso nunca nos abandonará; por lo que podemos concluir que la presencia de aquel estrés que va acabando con nuestra alegría, nuestras sonrisas, nuestro optimismo, nuestro equilibrio es falta de esperanza y confianza en Dios. No olvidemos que no lo podemos todo, que precisamente somos seres imperfectos llamados a la perfección, recordemos que en el camino de la vida no estamos solos y que “Jesús pide un abandono filial en la providencia del Padre celestial que cuida de las más pequeñas necesidades de sus hijos: “No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?... Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura”(Mt 6,31-33).", CIC, no 305.
Tenemos que tener cuidado ya que "Los hombres de hoy día viven hacia afuera, olvidando la vida interior», como afirma el eminente psicólogo español José Luis Pinillos. Es imprescindible la reflexión serena de la mente, la mirada limpia y profunda que escudriñe nuestros afectos, sentimientos y actitudes, a fin de llevar la paz y el equilibrio a nuestro espíritu, proyectando nuestra existencia desde la autenticidad del más puro y noble entendimiento con nosotros mismos. La forma de ver tanto la propia realidad como la realidad de los demás dependerá de la guía interior, que sirva de punto de referencia a nuestras conductas. Y además no quedarnos ahí, confiando en nuestras fuerzas pues "Cristo nos invita al ABANDONO filial en la providencia de nuestro Padre celestial y el apóstol san Pedro insiste: "Confiadle todas vuestras preocupaciones pues él cuida de vosotros" [1Pe 5 7 .]" 322.
Cortesía de: encuentra.com
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