Basado en la fraternidad y la consiguiente solidaridad
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 26 septiembre 2007 (ZENIT.org).- No basta ayudar a los pobres de manera puntual, se necesita un nuevo modelo de sociedad con «rostro cristiano», cimentada en la solidaridad, explica Benedicto XVI.
Esta fue la conclusión a la que llegó en la audiencia general de este miércoles en la que presentó a unos 20 mil peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano los últimos días de vida de san Juan Crisóstomo (347-407), uno de los padres de la Doctrina Social de la Iglesia.
En la segunda intervención dedicada a este obispo de Constantinopla, capital del imperio romano de Oriente, fallecido en el exilio, el Papa constató que propuso «el modelo de la Iglesia primitiva como modelo para la sociedad, desarrollando una “utopía” social (como una “ciudad ideal”)».
Es el modelo que presenta el libro de los Hechos de los Apóstoles, cuando en el capítulo 4 explica que entre los primeros cristianos «nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos» (versículos 32-37).
Con esta propuesta, el doctor de la Iglesia buscó «dar un alma y un rostro cristiano a la ciudad», explicó el sucesor de Pedro.
«En otras palabras», subrayó, Juan Crisóstomo «comprendió que no es suficiente hacer limosna, ayudar a los pobres de vez en cuando, sino que es necesario crear una nueva estructura, un nuevo modelo de sociedad; un modelo basado en la perspectiva del Nuevo Testamento».
«Juan Crisóstomo se convierte de este modo en uno de los grandes padres de la Doctrina Social de la Iglesia», aseguró, que ha quedado recientemente recogida por un «Compendio» publicado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.
«La vieja idea de la “polis” griega es sustituida por una nueva idea de ciudad inspirada en la fe cristiana», subrayó el Papa
Esta visión cristiana de la sociedad, aclaró, se basa en el «primado» de «la persona en cuanto tal, incluso del esclavo y del pobre».
El proyecto de san Juan Crisóstomo «corrige de este modo la tradicional visión de la “polis” griega, de la ciudad, en la que amplias capas de la población quedaban excluidas de los derechos de ciudadanía, mientras en la ciudad cristiana todos son hermanos y hermanas con los mismos derechos».
«El primado de la persona es también la consecuencia del hecho de que basándose en ella se construye la ciudad, mientras que en la “polis” griega la patria se ponía por encima del individuo, que quedaba totalmente subordinado a la ciudad en su conjunto».
Este santo, explicó el Papa, dio un impulso decisivo a la reflexión sobre «la visión de una sociedad construida con la conciencia cristiana».
«Y nos dice que nuestra “polis” es otra, “nuestra patria está en los cielos” y esta patria nuestra, incluso en esta tierra, nos hace a todos iguales, hermanos y hermanas, y nos obliga a la solidaridad», concluyó el Papa.
La reflexión del Papa continuó con la serie de meditaciones sobre las grandes figuras de los origines de la Iglesia que está ofreciendo en las audiencias de los miércoles. Tras el encuentro con los peregrinos, regresó en helicóptero a la residencia de Castel Gandolfo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario