Entrevista con Guillermo Estévez Alverde
MÉXICO, D.F., miércoles, 3 octubre 2007 (ZENIT.org).- Los masivos encuentros de oración planetarios con motivo de la Jornada Mundial del Rosario nacieron de la experiencia espiritual de un hombre de negocios que había sido traicionado.
Lo confiesa Guillermo Estévez Alverde, mexicano, promotor de la primera celebración de este evento desde sus inicios, en 1996, en declaraciones concedidas a Zenit.
Decenas (o centenares) de millones de personas, en grupos pequeños o masivos, de todas las condiciones sociales y de prácticamente todos los países del planeta, con frecuencia en lugares públicos, quedarán unidos el primer fin de semana de octubre por la Jornada Mundial del Rosario.
Se trata de una iniciativa surgida de laicos mexicanos que congregará en lugares privados y sobre todo públicos a decenas (o centenares) de millones de personas.
«A mis 40 años nunca había rezado el Rosario --cuenta el señor Estévez Alverde--. Me dedicaba a los negocios y era muy exitoso. A raíz de un fraude que me hicieron, tuve que salir de donde vivía y sufrí por dejar a mis hijos por 9 meses, mientras se arreglaba mi problema judicial».
«Ahí me acerque a la iglesia, y cambié mi dios dinero, por el Dios verdadero --confiesa--. Empecé a rezar el rosario porque oí que la Virgen pedía que se rezara y se promoviera su rezo».
«Empecé a rezar diario el rosario por mi socio, quien me había cometido un fraude, y por el abogado mío, que me había traicionado», sigue relatando.
«De una angustia que me pesaba, empecé a encontrar paz, al punto que le hablé a quien me hizo el fraude, para perdonarlo, al igual que al abogado», explica.
«Perdí la ambición por el dinero, y empecé a buscar con mis amigos el que se quitaran las preocupaciones y vivieran mas felices estando mas cerca de la Virgen, que por medio del Rosario, me sentía muy unido a ella».
«Pasado el tiempo formé grupos de oración en la casa, todos los martes en la tarde. Participaban mi mujer, y mis hijos, los que querían… Nunca fue forzado, era una invitación. Se juntaban todos los martes hasta 60 ó 80 amigos».
«Ya a muchos ni los conocía pero eran todos bienvenidos, y el tema era rezar el rosario. Cada quien hacía sus peticiones en voz alta, y eso nos ayudó a conocer lo interior de cada quien».
«Cuando llegábamos a 80, les pedía a los que llevaban mas tiempo que ya no vinieran a la casa, pero que hicieran grupos nuevos en sus casas. De esta forma nos fuimos partiendo y aumentando en número».
En aquel año, Juan Pablo II estaba a punto de cumplir sus 50 años de ordenación sacerdotal y un sacerdote amigo me dijo «hay que hacer algo grande para el Papa como regalo».
De ahí surgió la idea de hacer el Rosario más grande del mundo, y fue para el 20 de octubre de 1996.
La oración del Rosario, explica Estévez Alverde, no es «antigua», como algunos podrían pensar.
«Yo la veo más actual que nunca. A mi me dio paz, y me acercó a Dios. Y me ha hecho vivir muy feliz».
El promotor el Rosario repasa entre sus mensajes de correo electrónico y encuentra testimonios o adhesiones de grupos procedentes de Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Congo, China, Vietnam, Rusia, República Checa….
De hecho, reconoce, una de la cosas más difíciles es en ocasiones comprender el idioma de grupos de oración que adhieren a la iniciativa y que escriben con alfabetos de países remotos nunca antes vistos.
Cadenas de televisión, como EWTN, y numerosísimas cadenas de Radio han venido transmitiendo el evento sede en directo.
«Un caso muy bonito, es un correo de alguien de una aldea de pescadores al sur de Alaska diciendo que son una aldea de pescadores, donde muchos son familiares. Había diferencias en muchos de ellos, y estaban en pleito constante», explica.
«Les llegó la invitación a unirse, y comentan que después del Rosario, y de formar grupos de oración seguidos, se han limado las asperezas, y viven mas en armonía.
Estoy seguro de que eso fue porque al rezar juntos, y hacer peticiones publicas, haces una hermandad con los que están junto a ti».
Al final de su testimonio Estévez Alverde repite siempre un mismo eslogan: «La Familia que reza unida, permanece unida». Y añade: «El pueblo que reza unido, permanece unido».
El promotor invita a todas las comunidades cristianas a sumarse a la iniciativa y para contar con más información y comunicar adhesiones les propone visitar la página web http://www.churchforum.org/rosario/ o enviar un mensaje a rosario@churchforum.org
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