Intervino ante el Comité de Derechos del Niño
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 4 octubre 2007 (ZENIT.org).- ¿Están haciendo los gobiernos todo lo posible para asegurar que sean respetados el derecho de los niños a la educación, la vivienda y la asistencia sanitaria? Caritas planteó esta pregunta al Comité de Derechos del Niño, durante el Día de Debate General, el pasado 21 de septiembre.
El evento, organizado sobre el tema «Recursos para los derechos del niño – Responsabilidad de los Estados», reunió a unos 120 representantes de organismos de la ONU, organizaciones no gubernamentales, instituciones para los derechos humanos, gobiernos y la sociedad civil, en Ginebra.
El objetivo del encentro era profundizar en el debate sobre las modalidades en que los gobiernos pueden asignar y utilizar, de la mejor manera posible, los recursos disponibles para salvaguardar los derechos económicos, sociales y culturales de la infancia.
«El desarrollo del niño, en general, comienza en el hogar. Para un buen desarrollo, es necesario que las familias cuenten con los medios suficientes, un estándar de vida apropiado y acceso a los servicios, así como compromiso social. La pobreza en la infancia no es solo la carencia de recursos económicos, porque cuando carecen de los contactos sociales necesarios, se excluyen de sus barrios y comunidades. Son más vulnerables y los niños corren mayores riesgos», explica la señora Opromolla.
«Para su buen desarrollo, el niño necesita sentirse igual a quienes le rodean. Por ese motivo, es tan importante que los gobiernos inviertan en políticas centradas no sólo en la pobreza de la infancia, sino también de apoyo a la familia, con el fin de asegurar ingresos suficientes al núcleo familiar y su participación social», añade.
Sin embargo, cuando se habla de los gastos de los gobiernos, existe una tendencia mundial inquietante. Los gastos militares mundiales, que ahora ascienden a 120 mil millones de dólares estadounidenses al año, reducen los gastos al sector social. Según la Oficina Internacional para la Paz (International Peace Bureau), los gastos militares mundiales superan 10 veces lo necesario para realizar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Al final, mucho depende de la voluntad política. Las decisiones de las instituciones internacionales para los derechos humanos son claras. Es inadmisible que los gobiernos utilicen la falta de recursos como una excusa para no actuar en la protección y promoción de los derechos del niño.
La señora Opromolla dice: «No estábamos diciendo nada nuevo, solo recordando a los gobiernos y la ONU que todavía es necesario afrontar estos problemas. Aunque al final pensé que, por parte de los miembros del Comité de Derechos del Niño, había un interés genuino y un compromiso respecto a las sugerencias que nosotros propusimos».
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