viernes, 29 de febrero de 2008

Tomado el Palacio Arzobispal de Caracas por grupos favorables a Chávez

El cardenal Urosa pide que cese la escalada de violencia


CARACAS, jueves, 28 febrero 2008 (ZENIT.org).- Militantes políticos tomaron el 27 de febrero de manera violenta el Palacio Arzobispal de Caracas y desalojaron al personal que trabaja allí. El cardenal Urosa pidió que cese la escalada de violencia.

Entre los asaltantes, algunos tenían el rostro cubierto con capuchas y con imágenes del Che Guevara. El grupo oficialista leyó un comunicado en el que reivindicó el «poder del pueblo soberano». La acción obligó a salir a parte de las personas que trabajan en el despacho del cardenal y arzobispo Jorge Urosa. La Policía Metropolitana acudió al lugar para atender la situación.

El cardenal Jorge Urosa, arzobispo de Caracas, rechazó la ocupación del arzobispado por un grupo radical, que se declararon favorables al presidente del país, Hugo Chávez, y afirmó que es responsabilidad del Gobierno evitar que se repitan actos de violencia como ése.

«Esta escalada de violencia debe cesar, y eso le corresponde al Gobierno. Todos los sectores debemos contribuir a que haya paz armonía, concordia. Las diferencias se dilucidan con diálogo y en democracia», declaró el cardenal al canal privado Globovisión.

El purpurado lamentó que ninguna autoridad atendiera sus llamadas telefónicas para denunciar la invasión de la sede arzobispal, y exigió «respeto para la Iglesia, para los que trabajan conmigo, para mi persona y para los sacerdotes».

El cardenal vinculó la acción de ayer con «ataques» de algunas personalidades gubernamentales a las posiciones adoptadas por la jerarquía católica en algunos asuntos de interés nacional.

La ocupación del arzobispado coincidió en ese mismo día con la celebración por parte de los sectores pro gubernamentales del aniversario del Caracazo, que comenzó el 27 de febrero de 1989 contra el Gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Aquel levantamiento popular anárquico, con saqueos indiscriminados principalmente en Caracas y que fue sofocado por los militares, es considerado por los partidarios de Chávez como el precursor de la revolución bolivariana.


En el Caracazo, cuyos actos violentos se extendieron por una semana, hubo centenares de muertos, aunque la cifra exacta nunca se hizo pública.

Los representantes de quienes tomaron el Palacio Arzobispal leyeron un comunicado donde rechazaron la actitud de la jerarquía católica en abril de 2002, se quejaron por el hecho de que se haya refugiado en la Nunciatura Apostólica Nixon Moreno, un politólogo asilado en dicha sede. También rechazaron las acciones de la empresa Exxon Mobil y llamaron a los estudiantes bolivarianos a la unidad. Pidieron que se realice un referendo contra la señal abierta de Globovisión.

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