Exponentes cristianos reconocen que abre espacios de diálogo
SANTIAGO DE CHILE, viernes, 31 agosto 2007 (ZENIT.org).- Este 30 de agosto el cardenal Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago de Chile, y uno de los presidentes de legados de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe presentó el «Documento de Aparecida», en el que se recogen las conclusiones aprobadas por el Papa de esa cumbre episcopal celebrada en Brasil.
En el acto, que tuvo lugar el salón de honor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, participaron también exponentes de la sociedad civil, así como representantes de otras Iglesias, quienes reconocieron que este texto abre grandes espacios de diálogo.
En el resto de los países latinoamericanos, en estos días, cardenales, obispos y participantes en aquella Conferencia están presentando el «Documento». La aprobación del Papa se comunicó a la opinión pública mundial el 11 de julio.
El documento ha sido ahora impreso en formato libro y su distribución acaba de comenzar.
La necesidad de recomenzar desde Cristo, la vocación de sus discípulos misioneros, la mirada realista y al mismo tiempo esperanzadora de la vida, fueron algunos de los temas que destacó el cardenal Errázuriz, junto con valorar la gran respuesta de las diferentes diócesis del país en el proceso de participación que antecedió a la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe.
«A mi parecer es un “Documento” lleno de esperanza, con un fuerte anclaje en sus raíces bíblicas, lleno de realismo y pedagogía pastoral, cuya publicación fue autorizada por el Papa quien dijo “yo no lo voy a aprobar, sino que solamente voy a autorizar la publicación porque no quiero mezclar el Magisterio pontificio con el Magisterio de los obispos que aprecio; y quiero que sea un Documento del Magisterio episcopal»», manifestó.
El cardenal explicó que el «Documento» fue elaborado en 15 días por 260 personas. «Cada uno podría decir “esta frase es mía», pero primero hicimos un trabajo general con los grandes temas. Todos conversaron sobre la situación que estamos viviendo en nuestro tiempo en nuestros países. En una segunda fase todos conversamos de qué significa ser discípulos y misioneros de Jesucristo hoy, en este tiempo».
Mencionó que hubo cuatro versiones antes del Documento definitivo, las cuales fueron votadas de manera individual. La Comisión de Redacción tuvo que revisar las 2400 peticiones de modificación para incorporar todo lo que le parecía congruente para el escrito. Finalmente fue aprobado por unanimidad, con dos votos en contra y dos abstenciones.
«En su línea fundamental es un “Documento” claro, orientador e inconfundible. Éste es el Documento de Aparecida, no es de Santo Domingo ni de Puebla ni de ninguna conferencia anterior. Es inseparable del espíritu con el cual lo elaboramos, y que claramente fue un espíritu de extraordinaria comunión y participación, algo que realmente nunca habíamos vivido de esa manera. Cuando digo comunión estoy pensando en comunión con Dios y en comunión con los hombres», señaló el Cardenal Errázuriz.
Y agregó el arzobispo de Santiago: «Un secreto de este “Documento” es apelar a la coherencia, y no que cada uno diga “yo tengo un gran espíritu humano cuando me encuentro con un par de personas pobres cerca, pero me da lo mismo cuando se trata de fijar el salario”. El cristiano debe ser coherente en el amor de Jesucristo, quien vino para que todos en Él tengan vida y la tengan en abundancia».
Apertura ecuménica
En la presentación participó el arzobispo metropolitano de la Iglesia ortodoxa de Antioquía, monseñor Sergio Abad, quien dijo que el documento «abre al hombre y a la Iglesia una esperanza muy grande». Desatacó la necesidad de «una comunión no solamente como Iglesia, como pastores, como cristianos fieles, sino en todos los campos, abriéndonos a todos los problemas del hombre de hoy, de la pobreza, de la educación, de la salud, de todo».
El pastor Juan Sepúlveda, de la Misión Iglesia Pentecostal, que participó en la V Conferencia en calidad de observador, dijo que el documento final «abre muchas posibilidades de diálogo». Y subrayó que el documento de Aparecida, «junto con hacer un llamado al despertar misionero de la Iglesia Católica, también reconoce y valora la presencia de otras iglesias cristianas en América Latina».
Agregó que el texto «tiene una explícita invitación a que esa misión sea en diálogo, de tal manera que los cristianos de la Iglesia de Cristo -que históricamente está dividida- puedan dar un testimonio común, para que el mensaje del Evangelio llegue efectivamente como un mensaje de vida para nuestros pueblos.
Agregó que «en medio de las injusticias, divisiones, fragmentaciones de nuestro tiempo es muy importante que el testimonio de Cristo sea un estímulo unido de las iglesias. Conversar entre las iglesias sobre una nueva visión ecuménica de la misión es un desafío que se deriva del documento y me parece muy importante».
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