En el encuentro del 1 de septiembre con medio millón de chicos y chicas
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 4 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Dios habla también cuando calla, dijo Benedicto XVI a medio millón de jóvenes, explicando la «noche oscura» que vivió la beata Teresa de Calcuta.
En la respuesta espontánea a la pregunta de una joven italiana, Sara Simonetta, el pontífice quiso comentar en el Ágora de los jóvenes italiano, en la tarde del 1 de septiembre, el sentido de esta prueba vivida por la religiosa albanesa y documentada por sus escritos recién publicados.
Los textos han sido recogidos por el padre Brian Kolodiejchuk, postulador de la causa de canonización, y recogidos en el libro «Madre Teresa: Ven y sé mi luz» («Mother Teresa: Come Be My Light»), que aparece diez años después de su fallecimiento.
En la explanada de Montorso, en las afueras de Loreto, Simonetta había explicado al Papa que creía «en el Dios que ha tocado mi corazón, pero siento mucha inseguridad, preguntas, miedos».
«Siento mi soledad humana y quisiera sentir la cercanía de Dios. Santidad, en este silencio, ¿dónde está Dios?», preguntó la muchacha.
El obispo de Roma respondió aclarando que «todos nosotros, aunque seamos creyentes, experimentamos el silencio de Dios».
«Acaba de publicarse un libro con las experiencias espirituales de la Madre Teresa y lo que ya sabíamos ahora se muestra más abiertamente: con toda su caridad, su fuerza de fe, la Madre Teresa sufría el silencio de Dios», constató.
«Por una parte, tenemos que soportar este silencio de Dios, en parte también para poder comprender a nuestros hermanos que no conocen a Dios».
Por otra, «podemos gritar siempre de nuevo a Dios: “¡Habla, muéstrate!”. Y sin duda en nuestra vida, si el corazón está abierto, podemos encontrar los grandes momentos en los que realmente la presencia de Dios se hace sensible incluso para nosotros».
Entonces el Papa explicó cómo es posible ver a Dios.
Ante todo, aclaró, «la belleza de la Creación es una de las fuentes en las que realmente podemos tocar la belleza de Dios, podemos ver que el Creador existe y es bueno, que es verdad lo que dice la Sagrada Escritura en la narración de la Creación».
En segundo lugar, explicó, es posible percibir la presencia divina «escuchando la Palabra de Dios en las grandes celebraciones litúrgicas, en las fiestas de la fe, en la gran música de la fe».
Y el Papa citó el caso de una mujer que se convirtió al cristianismo, tras haber escuchado la gran música de Bach, Haendel y Mozart.
En tercer lugar, dijo a la asamblea festiva de jóvenes, se puede descubrir a Dios con «el diálogo personal con Cristo».
«Él no siempre responde, pero hay momentos en los que realmente responde».
Una última manera de descubrir a Dios, según el Papa, es «la amistad, la compañía en la fe».
«Ahora, aquí, reunidos en Loreto, vemos cómo la fe une, la amistad crea una compañía de personas en camino», constató.
«Y experimentamos que todo esto no viene de la nada, sino que realmente tiene una fuente, que el Dios silencioso es también un Dios que habla, que se revela y sobre todo que nosotros mismos podemos ser testigos de su presencia, que de nuestra fe surge realmente una luz incluso para los demás», subrayó.
La conclusión del Papa fue la siguiente: «por una parte, tenemos que aceptar que en este mundo Dios es silencioso, pero no debemos permanecer sordos cuando habla, cuando manifiesta su presencia en tantas ocasiones, sobre todo en la Creación, en la liturgia, en la amistad dentro de la Iglesia. Y, llenos de su presencia, también nosotros podemos dar luz a los demás».
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