Mensaje a la Asamblea Ecuménica Europea que se celebra en Rumania
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 5 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que para que el ecumenismo pueda avanzar hacia la unidad plena y visible de los cristianos es necesario «el diálogo de la verdad» y «el encuentro en el signo de la fraternidad».
Pero estos dos elementos, aclara, necesitan el «ecumenismo espiritual», es decir, la conversión y la oración común por la unidad.
Estas es la propuesta que presenta a la Tercera Asamblea Ecuménica Europea, que se celebra en Sibiu (Rumania) del 4 al 9 de septiembre, sobre el tema «La luz de Cristo resplandece sobre todos los hombres. La esperanza de la renovación y de la unidad en Europa».
Las manifiesta en una carta que se leyó en la mañana de este miércoles ante los dos mil delegados y participantes católicos, ortodoxos, anglicanos, baptistas, luteranos, metodistas, pentecostales, reformados…
En la misiva, el obispo de Roma explica que «el verdadero diálogo se entreteje allí donde no hay sólo palabras sino también escucha, y donde en la escucha tiene lugar el encuentro, la relación y en la relación la comprensión intensa como profundización y transformación de nuestro ser cristiano».
«El diálogo, por tanto --aclara--, no sólo afecta al campo del saber y a aquello de lo que somos capaces de hacer. Más bien hace hablar al creyente, es más, al mismo Señor en medio de nosotros».
El Papa presenta así los «dos elementos que deben orientarnos en nuestro compromiso: el diálogo de la verdad y el encuentro en el signo de la fraternidad».
«Ambos tienen necesidad del ecumenismo espiritual como fundamento» y recuerda que el Concilio Vaticano II declara que la «conversión del corazón y la santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico».
La oración por la unidad, señala el Santo Padre, «permite a los cristianos de Europa mirar con nuevos ojos a Cristo y a la unidad de su Iglesia».
«Además, permite afrontar con valentía tanto los recuerdos dolorosos que no faltan en la historia europea, como los problemas sociales en la era del relativismo hoy ampliamente dominante».
Por este motivo, el Papa se dice convencido de que «el encuentro de Sibiu ofrecerá propuestas preciosas para continuar e intensificar la vocación específica de Europa, propuestas que tienen que ayudar después a construir un futuro mejor para su población».
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