Lectio Divina Jueves 6 de Marzo del 2008 | Ciclo "A": Lecturas - Año Par | IV Semana del Tiempo de Cuaresma Feria | Color: Morado Liturgia de las Horas: T. II | IV Semana del Salterio Lecturas: Juan 5, 31-47 ; Salmo 105 | Lectio Divina Exodo 32, 7-14 En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Anda, baja del monte, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No tardaron en desviarse del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se han postrado ante él y le han ofrecido sacrificios y le han dicho: 'Este es tu Dios, Israel; es el que te sacó de Egipto'". El Señor le dijo también a Moisés: "Veo que éste es un pueblo de cabeza dura. Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta consumirlos. De ti, en cambio, haré un gran pueblo".
Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole: "¿Por qué ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa mano? ¿Vas a dejar que digan los egipcios: ''Los sacó con malas intenciones, para hacerlos morir en las montañas y borrarlos de la superficie de la tierra?'' Apaga el ardor de tu ira, renuncia al mal con que has amenazado a tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: 'Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y les daré en posesión perpetua toda la tierra que les he prometido''". Y el Señor renunció al castigo con que había amenazado a su pueblo.
+ Meditatio De nuevo surge el tema y la importancia de la intercesión. ¿Qué habría sido del pueblo de Israel y qué sería de nosotros sin personas como Moisés, que incesantemente oran a Dios para que derrame su amor y su misericordia sobre nosotros, sobre todo cuando nos encontramos lejos de él? Pecar no es algo que sea extraño para ninguno de nosotros, y sabemos bien por experiencia que no siempre es fácil salir del pecado, éste nos paraliza y nos ciega impidiéndonos regresar al amor de Dios. Es precisamente aquí en donde necesitan nuestra oración aquellos que, sea porque no conocen aún a Dios o porque se han alejado de él pensando que lejos de su amor encontrarían felicidad, paz y gozo. Por ello, dentro de tu oración personal acostúmbrate, como nos lo pedía la Santísima Virgen en Fátima, a orar por la conversión de los pecadores. Si todos hacemos esto, dado que todos somos pecadores, estaremos orando unos por otros, sin embargo, no te olvides de decir: Señor, en tu infinito amor, acuérdate sobre todo de los que hoy estarán más necesitados de tu misericordia. + Oratio Señor, te pido por todos aquellos que no te conocen, por los que se están perdiendo entre los distractores del mundo y los apetitos de la carne; por los que tienen los ojos cegados y la cabeza dura a tu verdad; por los que tienen el entendimiento tan entenebrecido que no saben lo que es la fe. Te pido por todos los que son incrédulos en el mundo, pero especialmente te pido por los incrédulos que están muy cerca de mí, y para ello me ofrezco yo mismo, para que me uses como mejor convenga a tu santa voluntad para que pueda iluminar su corazón y su mente y así te conozcan a Ti que eres bondad infinita.
+ Operatio Este día haré un oración especial por cinco personas a mi alrededor que necesitan desesperadamente conocer a Dios, y les haré llegar una nota, un mensaje o algo que les hable de Dios.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús. Pbro. Ernesto María Caro |
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