Lectio Divina Martes 4 de Marzo del 2008 | Ciclo "A": Lecturas - Año Par | IV Semana del Tiempo de Cuaresma Feria | Color: Morado Liturgia de las Horas: T. II | IV Semana del Salterio Lecturas: Juan 5, 1-16 ; Salmo 45 | Lectio Divina Ezequiel 47, 1-9. 12 En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar. Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado derecho. Aquel hombre salió hacia el oriente, y con la cuerda que tenía en la mano, midió quinientos metros y me hizo atravesar por el agua, que me daba a los tobillos. Midió otros quinientos metros y me hizo pasar; el agua me daba a las rodillas. Midió quinientos más y me hizo cruzar; el agua me daba a la cintura. Era ya un torrente que yo no podía vadear, pues habían crecido las aguas y no se tocaba el fondo. Entonces me dijo: "¿Has visto, hijo de hombre?" Después me hizo volver a la orilla del torrente, y al mirar hacia atrás, vi una gran cantidad de árboles en una y otra orilla. Aquel hombre me dijo: "Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas, de medicina".
+ Meditatio Jesús ha venido para hacerlo todo nuevo, para darnos una vida nueva. De la misma manera como el agua de la profecía de Ezequiel cambiaba el mar en agua dulce, así el amor y la gracia de Dios transforman nuestra amargura, soledad y frustración en paz y gozo. Nos fecunda para que nuestra vida estéril dé fruto y para que este fruto permanezca. Esta pausa que hace la Cuaresma nos recentra en nuestra vida cristiana y nos hace desear con todas nuestras fuerzas que los frutos de la redención se hagan presentes en nosotros, en nuestra vida y en nuestra familia. El Agua pura del Espíritu vivifica, renueva, sana. Si quieres que este efecto vivificador de Dios se vaya realizando en tu vida, incrementa un poco tu oración, verás entonces grandes y profundos cambios en tu vida.
+ Oratio Señor, condúceme a las aguas profundas de la presencia de tu Santo Espíritu, quiero que ese torrente de tu amor, de tu gracia y de tu poder me sature y me sumerja en una vida plena y llena de ti. Haz, Señor, que ese torrente de tu Espíritu fluya en todo mi ser; limpia mi amargura y transfórmala en dulzura y alegría; que ese río se acreciente en mi vida, pues sé que todo lugar por donde pasa prospera, y quiero que esto se real en mí, quiero prosperar por tu Espíritu, que pueda dar fruto abundante y que incluso sea yo mismo una bendición, salud y dicha para los que me rodean.
+ Operatio Hoy buscaré alguna oración al Espíritu Santo para repetirla constantemente en el día. Y además buscaré ser bendición para alguna persona a mi alrededor.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús. Pbro. Ernesto María Caro |
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario